El perro en el entorno aeroportuario

Tras la decisión de la Comisión de la Unión Europea de 30 de julio de 2010, por la que se establecen medidas detalladas para la aplicación de las normas básicas comunes de seguridad aérea, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) se puso manos a la obra para desarrollarla e implantarla en nuestro país. Esta decisión supone un avance en la utilización del perro como “herramienta” de seguridad en el entorno aeroportuario en nuestro país, que culmina con la acreditación de los primeros binomios perro guía en el año 2015.

Como en cualquier otro entorno, el perro se convierte en un gran aliado en aras de elevar el grado de seguridad de cualquier instalación en sus distintas modalidades, que podemos dividir en dos grandes áreas de trabajo: los perros detectores y los perros de seguridad propiamente dicho. No obstante, la cultura española respecto a estos animales y su desempeño dista mucho todavía de la de otros países europeos como Francia, Holanda, Bélgica o Alemania, donde la presencia de los equipos caninos es algo habitual.

De esta manera se puede diferenciar el perro de seguridad orientado a la reacción y el perro detector dirigido a la prevención en busca de sustancias prohibidas, ya sean estas drogas, armas, explosivos, etc.

Con la aplicación y entrada en vigor de la decisión de la Comisión Europea a la que nos referíamos al principio, se abre un nuevo horizonte de colaboración en los aeropuertos con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (FCS), pues añade un elemento más a la presencia del vigilante de seguridad. Bajo el mandato y la cooperación de éstos, la seguridad privada desempeña una función eminentemente preventiva en las terminales de carga aérea en la que es obligatoria la securización del cien por cien de la carga. No obstante, determinados envíos, por sus dimensiones o características, solo pueden ser revisados por los perros detectores.

El siguiente paso ha sido el control de los suministros de las aeronaves con estos mismos procedimientos. Esperemos que en poco tiempo nuestros eficientes “compañeros” continúen con la evolución natural para convertirse en una herramienta común para la seguridad de los viajeros y sus equipajes, y que resulte tan natural como en otros aeropuertos europeos observar el patrullaje preventivo de los guías y sus perros por todo el recinto aeroportuario. En ese sentido, hay que subrayar la necesidad de contar con un equipo de lo más cualificado y capacitado, que desempeñe un trabajo serio y profesional, como es el caso de la sección canina de Mega-2 Seguridad.

En la situación que nos encontramos de una amenaza a nivel global, una de las principales ventajas que ofrece el equipo de perros detectores es su movilidad y dinamismo. Los controles de seguridad se encuentran estáticos en puntos fijos claramente diferenciados, mientras que un binomio puede moverse a lo largo del espacio aeroportuario controlando todo el terreno.

Ofrece una mayor garantía de seguridad, aumentando el efecto disuasorio, tanto en el caso de búsqueda de explosivos, como en el tráfico de estupefacientes, puesto que los usuarios desconocen qué tipo de perro maneja el vigilante. Se trata, por tanto, de un filtro móvil de seguridad extra, es un valor añadido.

En cuanto a las terminales de carga y los suministros de aeronaves y su capacidad de accesibilidad a las mercancías transportadas, independientemente de su tamaño y composición, ofrece una garantía que otros medios técnicos como el escáner no pueden inspeccionar.

Adiestramiento

La acreditación de los Equipos de Perros Detectores de Explosivos de Mega-2 Seguridad se consigue tras los rigurosos exámenes supervisados por la AESA y la sección canina de la Policía Nacional. Para presentarse a las pruebas son requisitos necesarios: la certificación del vínculo con el perro con un mínimo de 200 horas, estar en posesión del curso específico de vigilancia con perros y el curso de transportes sin riesgo de mercancías peligrosas por vía aérea CAT 12, además de una formación teórica de la reglamentación específica que regula esta actividad.

Las pruebas constan de un primer examen teórico y dos ejercicios prácticos. El primer ejercicio práctico consiste en verificar la asimilación de los olores a detectar por parte del perro, mientras el segundo es un ejercicio que simula una búsqueda real en espacios abiertos y cerrados. En las dos pruebas prácticas existen distractores que dificultan la superación del ejercicio.

La acreditación obtenida tiene una validez de un año, a partir del cual deberá repetir los exámenes para la recertificación. Esto obliga a nuestros Equipos de Perros Detectores de Explosivos a llevar a cabo un entrenamiento constante y un reciclaje continuo.

Además, en los libros de registro del equipo que inspecciona el ente correspondiente se inscriben las verificaciones operativas mensuales que se realizan en instalaciones públicas del Ministerio de Defensa. En ellos se constata que los binomios de Mega-2 Seguridad son capaces de detectar las sustancias que determina AESA. Es decir, que además del trabajo que desempeñan los equipos en los diferentes aeropuertos, realizan entrenamientos a cargo de la propia empresa y además son testados mensualmente por un organismo externo, lo que garantiza la fiabilidad de nuestros perros y sus guías.

Por último, cada día, antes de empezar la jornada laboral, es obligatoria una verificación operativa que confirme que el animal se encuentra en condiciones óptimas para la búsqueda.

El adiestramiento de los perros constituye una tarea constante y gratificante. En esta parte hay que diferenciar entre el guía canino y la figura del adiestrador, que en ocasiones puede ser concurrente. Como en cualquier área de trabajo la selección del trabajador facilitará los resultados. En este caso, la elección del perro resulta fundamental puesto que ahorrará tiempo y esfuerzo tanto al adiestrador como al guía.

Lo ideal es empezar a trabajar con el cachorro seleccionado cuanto antes, adaptando las fases del adiestramiento a su edad. Tener el cachorro desde su destete nos beneficia porque sabemos exactamente cuál ha sido su evolución, qué y cómo se ha trabajado con él, así como sus reacciones. Por otra parte, se corre el riesgo que después del tiempo y dedicación empleados no alcance los estándares necesarios para el desarrollo de un trabajo tan cualificado y exigente.

Función del guía

Es responsabilidad del guía conocer perfectamente el estado de su perro en cada momento y saber si está en condiciones de efectuar el servicio, al igual que procurarle las condiciones óptimas higiénico-sanitarias: debe revisar sus almohadillas, orejas, ojos, hocico, lavarle, cepillarle, estar al tanto de sus vacunaciones, desparasitaciones…

Igualmente, el guía es responsable de garantizar el descanso que marca el reglamento durante el trabajo y, como perfecto conocedor de su perro, prolongarlo el tiempo necesario si fuera preciso.

El guía también tiene la función administrativa de rellenar los libros de registro correctamente con las búsquedas realizadas, así como hacer constar las incidencias que se hayan producido. Como conocedor del reglamento que les rige en esta actividad, tiene la obligación de discriminar qué mercancías puede o no revisar el perro. Es el máximo responsable de la securización de la carga inspeccionada y así se constata con un sello individual que le identifica con su número de registro de binomio y su firma, que queda impreso en el manifiesto de carga.

Tiene la obligación de conocer y aplicar el protocolo de actuación en caso de que se produzca un marcaje positivo de una posible sustancia explosiva por parte del perro.

Conclusiones

El perro está infravalorado en España como elemento de seguridad. La escasa cultura cinológica acerca de las posibilidades que ofrecen estos animales hace que en la actualidad no se estén aprovechando todas sus cualidades y posibilidades de actuación.

La presencia de los binomios perro-guía proporciona tres pilares fundamentales de la seguridad como son la prevención, la disuasión y la reacción.

Los equipos de Mega-2 Seguridad están certificados por AESA y por la Autoridad Portuaria de Barcelona, que además de certificarse por medio de exámenes oficiales también deben superar auditorías y controles internos de calidad, antes de asignar cada equipo al servicio.

La compañía dispone de formadores y adiestradores propios homologados para impartir las distintas acciones formativas exigidas por la normativa de seguridad aeroportuaria (AVSEC) y para seleccionar los perros adecuados para el desempeño de esta actividad.

Fuente: http://www.seguritecnia.es Nº456

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