Al igual que el resto de la sociedad, el sector de la Seguridad Privada poco a poco empieza vislumbrar algo de luz, tras tres meses duros en los que la cuarentena ha afectado directamente a muchos de sus profesionales y ha alterado el contexto normativo y social. Así, han sido semanas en las que se ha experimentado una cierta paralización de la actividad, con la consiguiente crisis.
Un período complicado que solo ha podido ser amortiguado gracias a las nuevas contrataciones que ha promovido el sector hostelero; así como por las medidas de colaboración que ha impulsado el Gobierno para mantener la situación bajo control.
De hecho, de los más de 80.000 profesionales de Seguridad Privada que hay actualmente en España, se calcula que cerca de un 20 % (unos 15.000) han estado directamente implicados desde marzo en tareas relacionadas con la prevención y contención de la expansión del Coronavirus. Y estas labores las han realizado en lugares como hospitales o estaciones de transporte, en estrecha cooperación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. De hecho, juntos han conformado un equipo de trabajo que ha recibido la admiración y el reconocimiento de numerosos ciudadanos de todo el país.
El reconocimiento para el sector, un impulso para seguir desempeñando su trabajo
Para la Seguridad Privada, el apoyo y el agradecimiento de parte de la sociedad ha supuesto una inyección de moral para desarrollar su trabajo a la perfección, en una situación que no ha sido nada fácil de sobrellevar. En ningún momento se ha considerado a sus profesionales como personal de alto riesgo; a pesar de tener que tener que comparecer todos los días en entornos y en escenarios donde el Coronavirus podría estar presente.
Algo que ha incrementado su exposición y que ha llevado a no pocos trabajadores a plantar cara a la enfermedad, para el bien común y a pesar de no contar con el acceso a tests diagnósticos.
Pero, incluso en este entorno hostil, el sector ha cumplido con sus obligaciones y ha dado el ‘do de pecho’, convirtiéndose en pieza imprescindible del engranaje social que ha podido doblegar poco a poco la curva de contagios. Todo un logro, al que ha contribuido tras un necesario proceso de adaptación que ha desarrollado a marchas forzadas, para amoldar sus funciones básicas durante el período de pre-pandemia a las nuevas tareas que ha requerido el estado de alarma que ha estado vigente en todo el país.
Hablamos de las numerosas normativas sanitarias, de carácter provisional, y aparecidas al ‘calor’ de los Reales Decretos; pensadas para controlar la enfermedad. Y es que nuestro sector ha sido un apoyo fundamental para velar por el respeto de las medidas que han establecido los poderes legislativo y ejecutivo, tanto para erradicar el virus como para brindar plena seguridad a los ciudadanos. Trabajo este que ha obligado – y sigue haciéndolo – a los profesionales de Seguridad, públicos y privados, a estar constantemente al día. Todo ello para hacer cumplir multitud de protocolos, como los que hacen referencia al control de aforo, al distanciamiento social o al uso de mascarillas.
La tecnología, una aliada de cierta complejidad
Por suerte, contamos con soluciones tecnológicas para facilitar toda esta labor. Cámaras térmicas, sistemas de control de acceso y aforo; o equipos de vigilancia remota suponen un gran avance para cumplir con la normativa y para proteger tanto a los ciudadanos como a los propios trabajadores. Aunque en la mayoría de casos; estos dispositivos requieren de un proceso de aprendizaje por parte de los vigilantes, lo que lleva a sus empresas a realizar una inversión extra para formarlos y prepararlos para la ‘nueva normalidad’.
En definitiva, la sociedad afronta un panorama totalmente nuevo y los miembros de la Seguridad Privada estamos totalmente listos para colaborar en esta transición. Ya lo hemos demostrado en estos tres últimos meses con nuestra esforzada labor, no exenta de peligros y riesgos. Un trabajo que hemos realizado a pesar de estas difíciles condiciones, y que además ha sido justamente recompensado por la sociedad, gracias a nuestra visibilidad y a nuestra constante presencia en zonas públicas y privadas.
Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer y va a ser fundamental que nuestro sector siga contando con apoyo público e institucional para continuar ofreciendo un servicio seguro y de calidad. Por ello, es preciso potenciar la contratación y la reactivación del empleo a través de medidas concretas; así como penalizar el intrusismo por parte de empresas ‘multiservicio’ y el pesimismo sobre las capacidades de nuestros profesionales. En nuestro caso, nuestro mejor aval es la labor que hemos realizado en estos últimos tres meses, por lo que lo único que necesitamos para seguir cumpliendo con las expectativas es sentir el apoyo de todos los actores sociales.